En un mundo cada vez más incierto, los padres enfrentan desafíos abrumadores al criar a sus hijos. Sin embargo, el Señor no nos ha dejado solos. La guía divina, especialmente a través del Espíritu Santo, es esencial para formar familias fuertes, amorosas y centradas en el Evangelio.
El desafío de criar una familia en rectitud es inmenso, y las consecuencias de este esfuerzo son eternas. El libro Cómo Criar una Familia Celestial, del cual este es el Capítulo 2, enfatiza una verdad fundamental: los padres no pueden criar a sus hijos de manera adecuada sin la guía del Señor.
Nuestra meta más grande debe ser asegurar que no haya “sillas vacías” en el cielo, haciendo que la familia tenga como objetivo estar junta en el reino celestial. Para lograr esto, es imperativo que aprendamos a enseñar a nuestra familia por el Espíritu.
El Verdadero Maestro en el Hogar
El Señor desea ser un compañero pleno en nuestro matrimonio y en nuestra familia, y quiere darnos instrucción diaria sobre cómo dirigir mejor a nuestra familia de manera inspirada. La auténtica enseñanza de la verdad es tarea del Consolador, el Espíritu Santo. Los padres no son los maestros, sino instrumentos en las manos del Señor para predicar y ayudar; el Consolador es el maestro real.
Si intentamos enseñar de cualquier otra manera que no sea por el Espíritu, no tendremos un efecto duradero. Si los padres comienzan a enseñar como si ellos fueran el maestro, en lugar de un instrumento en Sus manos, las cosas no saldrán tan bien. De hecho, el saber Como recibir una respuesta de Dios es, probablemente, el mayor regalo que uno podría dejar a sus hijos.
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios…” (Santiago 1:5). Los padres pueden recibir inspiración diaria para guiar a sus hijos
La Ley sobre la que se Basa la Bendición
Existe una ley, irrevocablemente decretada, sobre la cual todas las bendiciones se basan. Para recibir una bendición, se debe obedecer la ley sobre la cual se basa. El secreto de trabajar con el Señor reside en descubrir cuál es la ley y obedecerla.
El Espíritu Santo enseña, consuela y advierte. En la crianza, puede ayudar a los padres a discernir las necesidades emocionales y espirituales de sus hijos.
Para contar con el Espíritu del Señor y guiar a nuestra familia, es necesario cumplir con ciertas condiciones:
- Humildad y Oración: Si alguna vez permitimos que el orgullo entre en nuestro corazón, creyendo que lo sabemos todo sobre cómo criar una familia, “ese día los cielos se cerrarán para nosotros”. Debemos humillarnos y orar con frecuencia, y el Señor abrirá nuestros ojos para ver y nuestros oídos para oír.
- Enfocarse en la Adoración: La adoración personal y familiar es posiblemente la clave más importante para criar una familia celestial y fiel. Esta adoración se centra en el primer y grande mandamiento: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma y mente.
Cuando el Espíritu está presente, los hijos responden con entusiasmo. Los hijos rebeldes, en cambio, suelen carecer del Espíritu. Un ejemplo de la guía del Espíritu ocurrió en el hogar del autor cuando su hijo adolescente, enfadado por problemas escolares y con amigos, comenzó a crear contención. En lugar de reaccionar con ira o dar un consejo fácil, los padres actuaron con humildad y oración, y el amor se multiplicó porque el Señor formó parte de la situación, y la revelación fluyó.
Siete Maneras de Invitar al Espíritu
El Capítulo 2 ofrece siete sugerencias específicas para invitar el Espíritu del Señor, ayudando a los padres a dirigir a sus familias y a discernir las necesidades espirituales de sus miembros:
- Orar Fervorosamente por el Espíritu: Orar es la manera más poderosa de abordar objeciones y problemas, poniendo a la persona o la situación en las manos del Señor. Los padres deben orar fervientemente por el Espíritu mientras instruyen, pidiendo humildemente que el Señor les susurre qué hacer. El Espíritu se da por la oración de fe.
- Emplear las Escrituras: El Espíritu del Señor viene cuando se usan las palabras que Él nos ha dado en las Sagradas Escrituras. Las Escrituras son las palabras del Señor, y Su Espíritu hablará a todos a través de ellas, tocando el corazón de cada uno.
- Testificar con Frecuencia: El testificar, hecho con amor y por el poder del Espíritu Santo, puede ser mucho más importante que lo que se está enseñando. El testimonio es uno de los mayores instrumentos espirituales para influir en los demás. Alma usó un testimonio puro para abatir el orgullo y la contención entre su pueblo.
- Emplear Música Sagrada: La música tiene un gran impacto en el alma. Cantar un himno antes de la oración familiar es útil, ya que prepara el camino para el Espíritu, calma a los pequeños y los tranquiliza para que piensen en el Señor. Si se usa con el espíritu de adoración, la música se convierte en una oración para el Señor.
- Expresar Amor y Gratitud: Es imposible expresar abiertamente el amor por Dios y por Sus hijos sin sentir profundamente el Espíritu. Si desea llevar el Espíritu del Señor a su hogar, enseñe a sus hijos a expresar regularmente amor y gratitud por Dios y los unos por los otros.
- Compartir Experiencias Espirituales Personales: Contar experiencias espirituales en lugar de solo enseñar principios abstractos tendrá un impacto mayor en el cambio del corazón de un hijo, influenciándolos para bien porque el Espíritu del Señor estará presente.
- Emplear las Ordenanzas del Sacerdocio: Tener el sacerdocio en el hogar (o acudir a un poseedor digno) e invitar las ordenanzas del sacerdocio (como las bendiciones especiales o la dedicación del hogar) es otra forma de invitar al Espíritu del Señor.
El Impacto Duradero
El papel de un maestro es simplemente crear el ambiente en el cual las personas puedan tener una experiencia espiritual. Estas siete claves espirituales ayudan a proporcionar tal experiencia. A medida que los padres aprenden a enseñar con el Espíritu, los hijos, a su vez, aprenden a oír la voz del Señor por sí mismos, y a recibir instrucción de manera individual y única.
Si usted busca diligentemente el consejo del Señor, medita en Su palabra y trabaja con fe, Él le conducirá paso a paso por el camino que Su voluntad desea para usted y su familia.
Piense en estas siete sugerencias como un juego de herramientas espirituales. Así como un carpintero no construye una casa celestial solo con un martillo (reglas y lógica), sino usando todas sus herramientas (oración, Escrituras, testimonio, amor, etc.), los padres deben utilizar todas estas claves para construir un hogar donde el Espíritu Santo pueda morar y ser el verdadero Instructor.
